Este relato es otro de mis historias de juventud universitaria (que últimamente me parece que fue hace cientos de años).
Como todos sabéis en la universidad se conoce gentes de todas partes tanto estudiantes que vienen de fuera (como era mi caso) y que viven en residencias o pisos y estudiantes de la propia ciudad, o sea de Madrid. Como estudiante hice amigos de varias partes, y uno de mis mejores amigos fue Iván, un chico moreno, fibrado, con el pelo siempre rapado y con varios tatuajes. Nos contábamos todo, de hecho fue la primera persona a al que le dije que me estaba prostituyendo. Al principio él flipó un poco, pero al poco se le pasó, y lo entendió.
A Iván le gustaba mucho la fotografía y su padre (que era un tío de pasta) le había montado una especie de estudio fotográfico en casa. Un día hablando me dijo que por qué no me hacía fotos un poco más subidas de tono para que las usase para darme a conocer por ahí. A mi no me pareció mala idea, y de todas formas si alguien me tenía que hacer fotos así Iván era el mejor porque nos habíamos visto los rabos de todas las formas posibles mil veces, así que ni él se iba a asustar ni yo me iba a sentir incómodo.
Así que me desnudé e Iván se dedicó a hacerme fotos desde todos los ángulos, en todas las posturas, con la polla dura, blanda, con ropa interior, sin ropa interior, dejándome ropa suya… todo lo que se le ocurría lo hacíamos.
Después de la sesión nos hicimos una paja, y ahí quedó la cosa. A los pocos días Iván me pasó las fotos y me dediqué a escoger y a utilizarlas.
Un día, fui a casa de Iván para buscarle para ir al gimnasio, porque él vivía cerca de uno bastante bueno y barato, y solíamos ir juntos allí. Llamé al timbre y me abrió su padre. Un hombre bastante serio, pero no excesivamente mayor, tendría unos 45 años, siempre vestido de traje, con la barba de tres días arreglada, se podría decir que tenía un punto atractivo.
Me dijo que Iván estaba haciendo un recado que iba a tardar un ratillo, que me quedase allí a esperarle. Me ofreció un refresco y me senté en el salón para tomármelo. Al poco vino él y empezamos a charlar. La conversación iba normal: universidad, familia, amigos, fiesta… y de repente sacó el tema del trabajo. Me dijo que si tenía alguna manera de conseguir dinero y tal. Obviamente le dije que no. Y me miró extrañado “qué raro que un chico tan guapo como tú no trabaje por las noches en una discoteca o algo así, sacarías un buen dinero”.
Mis manos empezaron a sudar y me empecé a poner nervioso, porque sabía que todo aquello iba con segundas, pero no sabía por qué, o a dónde quería llegar con aquello. La conversación siguió y yo cada vez estaba más nervioso, hasta que no sé por qué sin darme cuenta me tiré la coca-cola empapándome los vaqueros. Inmediatamente el padre de Iván fue a por un trapo a la cocina para secarme. Cuando volvió empezó a pasarme el paño por el pantalón y al poco empezó a decir: -vaya pues tienes buenas piernas, bien musculadas y duras, si si, muy buenas piernas-.
Yo me puse rojo, a lo que él añadió: -no te preocupes bobo, no pasa nada, ya te he visto desnudo-
En ese momento ya si que se me encogió el corazón y los huevos
-claro en las fotos que te hizo mi hijo, estabas muy bien, tienes muy buen cuerpo, sí, podrías enseñármelo a mi también ¿no?
Yo no me podía mover, así que él cogió la iniciativa y me bajó los pantalones de un tirón, después se incorporó me quitó la sudadera y de un tirón desgarró la camiseta que llevaba. Allí estaba yo, en calzoncillos delante del padre de mi mejor amigo, y porque él me había desnudado. No sabía qué hacer… Él cogió y me metió la mano dentro de los calzoncillos y empezó a sobarme el rabo, yo empecé a empalmarme, y entonces él se puso de rodillas me bajó los calzoncillos para empezar a chupármela. La verdad es que lo hacía muy bien, pero yo seguía sin saber qué hacer o decir.
Cuando se cansó, no tardó mucho, se puso de pie y me dijo: -ahora te toca a ti, vamos a ver si vales para puta o no-. Acto seguido me hizo ponerme de rodillas y se bajó la bragueta para sacarse el rabo. Era más gordo que largo, circuncidado y dejaba ver un poco del vello púbico depilado, los huevos eran grandes y colgantes.
Yo miraba la polla anonadado, todavía seguía descolocado sin saber qué hacer. Él que se dio cuenta empezó a darme pollazos en la cara y a decirme, como no abras la boca y empieces a chupar, nos va a pillar así mi hijo y no creo que quieras eso. Al final abrí la boca y él de un golpe de cadera me la metió entera, era mucho más grande dentro de mi boca que a simple vista. Él otro me follaba la boca como si no hubiese mañana, yo intentaba tomar aire cada vez que me la sacaba, pero me resultaba muy difícil, además se notaba que a él le molaba dominarme incluso la respiración.
Estuvimos un rato así, hasta que me hizo subirme al sofá y apoyarme con las manos en el respaldo, dejando mi culo mirando hacia él. Él se quitó la americana y se sentó a mi lado. Empezó a jugar con uno de sus dedos en mi culo, metiéndolo sacándolo, haciendo más o menos presión. No estaba utilizando nada de lubricante, ni si quiera saliva y a mi me molestaba, pero tengo que admitir que la situación me estaba poniendo y empecé a gemir. Acto que me fue recompensado con un azote (que casi me parte el culo) y las palabras: -ya sabía yo que esto te gustaba zorra-.
Se incorporó, se pudo un condón y fue directo a clavármela en el culo. Al principio disfruto un poco de hacer presión con el capullo, pero se aburrió rápido de que no dilatase y me la empujó entera dentro. Creo que pocas veces he pegado un alarido como aquel, notaba como me ardía el rabo dentro de mí, sin parar los movimientos de cadera. Era una polla inmensamente gorda dentro de mi culo sin dilatar y si lubricar. Estuvimos así un rato mientras me follaba me tiraba del pelo para mantenerme en la misma postura y que no me moviese. Finalmente me la sacó y se sentó en el sofá, me miró y me hizo sentarme encima de su polla y apoyarme en la mesa de café mientras él me embestía. Menos mal que mi culo ya estaba abierto y no me dolía tanto, y empecé a disfrutar mientras me follaba, intenté meneármela mientras él seguía y cuando me vio me azotó mucho más fuerte que la primera vez para que dejase de hacerlo.
Me hizo bajarme de la polla, y tumbarme boca arriba el en sofá, me levantó las piernas se las puso sobre los hombros y me la volvió a meter. Mientras me follaba me dijo:-osea que quieres jugar también no?- y empezó a meneármela. Yo ya no podía parar de gemir, y cuando estaba a punto de correrme, dejó de masturbarme. Casi me muero porque no me dejó llegar, siguió follándome y al poco me la sacó, se quitó el condón y vino hacia mi cara. Me obligó a abrir la boca y se corrió por toda mi cara y toda mi boca.
Cogió mis calzoncillos del suelo y me volvió a agarrar la polla. Volvió a masturbarme mientras me que con la otra mano me metía dedos por el culo. No tardé mucho en correrme, pero una vez me corrí, él siguió otro poco, le gustaba joder. Me limpió su lefa de la cara con los calzoncillos y me los metió en la boca para que saborease el semen de los dos.
Después me puso los calzoncillos, pero antes de que me dejase ponerme los vaqueros otra vez, se volvió a sentar en el sofá y me hizo que pusiese delante de él, agarró con cada mano una esquina de la parte de atrás de los calzoncillos y los rasgó. Como último recuerdo me escupió dentro del culo y con 2 dedos me lo metió hasta el fondo.
Se volvió a poner de pie, delante de mi. Ahora me parecía mucho más grande que antes. Me agarró de las pelotas y me dijo al oído: -se que eres puta, se que mi hijo sabe que eres puta, pero nunca le vas a decir que nos hemos acostado, sobre todo porque esta es la primera de muchas, a partir de ahora vas a ser mi putita, ¿te ha quedado claro? y como le digas algo a mi hijo de esto... en fin... no creo que haga falta que te diga lo que va a pasar, ¿verdad?- yo asentí levemente.
Pero él me volvió a coger la cara me dijo: -a partir de ahora, quiero te traigas estos calzoncillos siempre que quedemos, y no se te ocurra lavarlos-. Dicho esto me metió un billete en el paquete y me dejó vestirme. Lo hice lo más rápido que pude, y salí corriendo de casa de mi amigo, no pensé en que había quedado con él ni nada, simplemente necesitaba salir de allí, había pasado mucha tensión.
Y como dijo el padre de mi amigo, esa fue la primera vez que me folló de otras muchas, y algunas de ellas, no me folló solamente él. Pero esas historias quedarán para otro relato.
Un saludo
D. Lionfleur